Ya vimos una buena selección de los parques naturales que bordean las maravillosas costas de México y ahora es el turno de los paisajes desolados, místicos e igual de fascinantes: los desiertos de México. 
 
Son menos las áreas protegidas comprendidas por este tipo de ecosistemas ya que todas se ubican en el norte del país y, a diferencia de nuestra idea de que son grandes extensiones de tierra sin mayores posibilidades de vida, en México los desiertos están habitados por especies endémicas llenas de color, así que en su próxima visita no deje de visitar:

1. Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar

En sus más de 7.000 kilómetros de extensión conviven cientos de especies de plantas y animales, entre picos volcánicos, dunas y cráteres que ahora son lagos y lagunas.
 
La Reserva de la Biósfea el Picanate y Gran Desierto de Altar se ubica en el Desierto de Sonora, el más diverso de los cuatro que se encuentran en América del Norte, y tiene una historia de ocupación humana milenaria que se evidencia en la existencia de senderos y los restos de utensilios fabricados con piedra y cerámica.
 
Un recorrido por la zona debería comenzar en el Centro de Visitantes Schuk Toak, donde se entiende a profundidad la importancia de esta Reserva para el equilibrio natural de la zona. Desde allí, hay rutas vehiculares que llevan a cráteres, senderos interpretativos o zonas de camping, y a pocos minutos del Centro se encuentran las dunas del Gran Desierto de Altar, que son siempre uno de los mayores y más divertidos atractivos de este tipo de destinos. 

2. Área de protección de flora y fauna Cañón de Santa Elena

Ubicada en el Desierto de Chihuahua, el más grande de América del Norte, animales como aves rapaces, venados y felinos pequeños deambulan por esta reserva que ha sido creada para protegerlos. 
 
 
El Cañón de Santa Elena se encuentra atravesado por el Río Bravo, que separa a Estados Unidos de México, y sus atractivos van más allá de los naturales, ya que en su territorio se han encontrado fósiles que datan de millones de años.
 
Aunque en la zona todavía conviven algunos pueblos, que no superan los 3.000 habitantes en conjunto, el turismo no se ha desarrollado adecuadamente y una de las principales amenazas al ecosistema del lugar es el impacto dañino que pueden tener algunas visitas; así que si quiere disfrutar al máximo este encantador destino, practicar senderismo, navegar por el río y tomar increíbles fotos, le recomendamos contratar a un guía que sepa llevarlo por las mejores rutas y orientarlo para que su visita sea lo más armónica posible. 

3. Reserva de la biósfera el Vizcaíno

Con sus más de dos millones de hectáreas, este es uno de los parques naturales más extensos y diversos del planeta.  
 
 
Ubicada en el estado de Baja California Sur, la Reserva el Vizcaíno comprende ecosistemas como desiertos, manglares, bosques e incluso, dentro de sus límites se encuentra un importante santuario para la reproducción de ballenas grises. Una de las maravillas de su zona desértica es el árbol cirio, una especie endémica de apariencia muy singular que hasta la actualidad sigue siendo sagrada para los indígenas seri que habitan la zona. Aunque la principal actividad turística del parque es el avistamiento de aves, en las ciudades desde donde inician los tours también se pueden encontrar recorridos por el desierto y sus fascinantes riquezas.